Algoritmo en EU mando a la cárcel a un hombre por más de un año
Conocido como Michael Williams, fue encontrado culpable, debido a un algoritmo en EU que detecta ruidos a través de sensores, determinando que Williams había disparado y dado al muertes a otro hombre.
Algoritmo para determinar culpabilidad
El hombre que por culpa de un algoritmo fue apresado, condenado a la cárcel recibe el nombre de Michael Williams; es así como los fiscales del caso del ciudadano Williams, aseguraron que gracias a la tecnología, pudieron demostrar que había disparado y matado a un hombre.
El problema estaba resuelto gracias al algoritmo secreto que se encontraba en el lugar de los hechos, el cual detecto los ruidos del disparo que fue captado por los sensores del dispositivo, demostrando que Williams le había disparado y dado muerte a otro hombre.
Caos y desesperación
A Michael Williams solo lo salvo su familia, el hecho de que su esposa le pidiera en cada llamada que recordara los momentos con la familia, los viajes a pescar con sus nietos, la forma tan amorosa con trenzaba su cabello, cada cosa que lo devolviera al mundo de donde fue arrancado, para ser llevado a los muros de concreto de la prisión del condado Cook.
Al preso, se le permitían tres llamadas diarias, las cuales aprovechaba la esposa para servirle de salvavidas por la nueva vida que llevaría en la cárcel; luego se las redujeron a dos llamadas y más adelante solo le permitían una sola; de esta manera, llegaron a ser unas pocas a la semana, cosa que asfixio de tal manera a Williams que pensaba que no aguantaría; hasta pensó en quitarse la vida, con una píldoras escondidas en su dormitorio.
Los eventos del supuesto crimen
El señor Williams fue apresado en año pasado en el mes de agosto, los acusaron de haber asesinado a un joven del mismo sector donde él reside, luego de que aquel joven le pidiera de favor que lo llevara en su coche esa noche por unos disturbios producto de la brutalidad policial.
Es así como la evidencia que se presentó contra Williams, no fue producto de testigos ni de informantes sino de un video de seguridad que supuestamente capto al automóvil cuando cruzaba una intersección y de un fuerte sonido de explosión, el cual fue grabado por lo micrófonos de vigilancia.
De esta forma, los fiscales fundamentaron sus juicios en la tecnología que utilizaba el dispositivo, que funcionaba con un algoritmo secreto; es así como capta los ruidos exteriores por medio de sensores, mostrando el disparo hecho por Williams y que mató al hombre.
Por supuesta, Williams en su defensa trataba de entender como su vida y su libertad dependían de un dispositivo, y cómo los fiscales se saldrían con la suya usando únicamente de tecnología como esa. En su caso, sus primeras declaraciones expresó lo poco justo del proceso y cómo ese sería su calvario.
Como resultado del proceso, Williams tuvo que pasar casi un año en prisión, hasta que un juez desestimara el caso en su contra, al apreciar, según petición de los fiscales, que no existían pruebas suficientes.
Una injusticia más
En realidad, el caso contribuye a ser una experiencia en el mundo real, al crecer la dependencia de las evidencias en algoritmos que pueden ayudar a sustentar una base pero jamás a que se tomen decisiones tan transcendentales, como la libertad de un ciudadano.
Cabe resaltar que el uso de esta serie de dispositivos se encuentran en tela de juicio, de esta manera se plantean las posibilidades de que un algoritmo posea un margen de error que no permita realizar un veredicto justo; por lo que a causa de las graves fallas encontradas en los dispositivos de ShotSpotter dejan de ser apoyo probatorio para los fiscales.
Los investigadores descubrieron que no detecta solo disparos sino también sonidos de fuegos artificiales o de escapes de automóviles, por lo que no proporciona detalles exactos; así es como en debate nacional sobre el sesgo racial en la policía, los defensores de la privacidad y de los derechos civiles consideran que los dispositivos de ShotSpotter se cuestiona los errores potenciales del algoritmo de la empresa, por lo que no se debe delegar ese tipo de decisiones a códigos informáticos.