David Toren, esta vez, no salió airoso de la batalla
Otro guerrero de la vida, anónimo aunque sobresaliente, David Toren es un niño más de los que sobrevivieron al Holocausto nazi. Participó en las guerras que lograron la creación del Estado de Israel. Tuvo la suerte de no llegar a tiempo a su oficina de abogado, el 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas.
No salió airoso de la batalla contra el Coronavirus
David Toren, salió de una Alemania llena de odio, a los 13 años. Sobrevivió al Holocausto nazi, en el momento en que los judios eran aniquilados por la Alemania Nazi y robaban sus pertenencias. Esto sucedió en 1938. El niño de 13 años, vivía con su tío abuelo, aún tenía el placer de admirar la colección de cuadros, en especial la obra que mostraba a dos hombres cabalgando en la playa.
No pasó un año cuando le tocó salir en huida en los famosos “kindertransport” junto a numerosos compatriotas que se encontraban en la misma situación que él. La familia quedo atrás, junto a la muerte, en uno de los centros de exterminio y con todo el patrimonio familiar saqueado por los alemanes y vendidos posteriormente.
Vida llena de logros y comienzos
La vida de Toren fue incansable, vivió en las guerras que dieron vida al estado de Israel. Luego, partió a Estados Unidos buscando un sueño y con cien dólares en su poder. Llevó una vida organizada, hizo estudios de abogado y la ejerció en una oficina ubicada en el piso 54 de las famosas Torres Gemelas. Es así como ese 11 de septiembre del 2001, el destino le dio la vida, pero tuvo que empezar de cero nuevamente.
Durante su “vuelta a la estabilidad”, sufrió de la vista, quedando ciego. Esta situación lo incitó a continuar en la búsqueda de los bienes extraídos a su familia. De esta manera, en su condición de abogado, demandó al gobierno de Alemania y en 2015 logró su cometido. La espera y el litigio fue largo, pero consiguió recuperar la hermosa obra que tanto le gustaba “Dos jinetes en la playa”, una obra de Max Liebermann.
Un final lleno de satisfacciones
David Toren falleció en Manhattan, el 19 de abril de esta año, presentando los síntomas del Coronavirus. Con 94 años, junto a sus dos nietos y su hijo Peter.
Lo loable de su historia es la perseverancia que mostró en cada uno de sus logros. Así como la forma como logró recuperar la mayoría de los bienes familiares, su constancia y el orgullo que no perdió a pesar de las circunstancias.
Es así como su hijo heredó lo mejor de su padre, y manifiesta que no cesará en su empeño de recuperar su patrimonio. De igual manera, sus nietos expresan que su abuelo jamás se sintió como una víctima, y sus infortunios lo hacían mucho más fuerte. Mostró siempre un comportamiento estoico, el sentimentalismo no era para él. Por esto mismo, todo lo que le sucedió, le exigió llevar una armadura que lo protegiera de tanto dolor.