La población y los organismos internacionales exigen al gobierno, real atención a los incendios
Brasil no solo esta abatida por la pandemia sino que la crisis de incendios forestales acaba con las selvas amazónicas; es así como activistas y pobladores de las regiones exigen al gobierno más seriedad en el tema y una pronta solución a la crisis presentada.
Atención urgente a los incendios
Es desolador ver como los parajes únicos y serpenteantes que forman el humedal, hoy azotado por la sequía, se ha transformado por la migración de biomas vecinos como el de La Selva Amazónica, o el de La Mata Atlántica, el Cerrado o el Gran Chaco, todos convertidos en una sola fosa común para la fauna del Pantanal. Es por eso que los activistas y defensores del ambiente exigen al gobierno brasileño plantearse la solución a esta crisis ambiental que esta acabando con uno de los últimos pulmones naturales del planeta.
Animales, plantas se aferran a su espacio natural y son pocos los que pueden ser rescatados. Así es como se ven como en los centros de rehabilitación llegan caimanes, coaties, ciervos y muchas otras especies; todo esto ocurre ante la desesperación de los voluntarios de organismos que se preocupan y están comprometidos en la preservación de esta área biótica.
La activación de los organismos
Los miembros más activos de la agrupación Greenpace se han hecho oír hasta en Europa , para lograr el apoyo de los organismos regionales.
Lamentablemente, el presidente Jair Bolsonaro considera que la situación no es tan alarmante como la pintan. Es así como ha afirmado que la historia de que el Amazonas arde en llamas es mentira y que solo hay que combatirlo con números reales.
De esta manera, los incendios acaban con la región del Pantanal, en el estado de Mato Grasso, al sur de la nación. Hasta ahora, el gobierno solo ha decretado estado de calamidad.
Ecosistemas fracturados y modificados
Lo más bizarro de este mundo fue ver a un jaguar entrar en camilla en un centro médico. Así mismo han llegado cualquier número de especies. Es lo último que espera Brasil para este 2020 que ha sido tan cruel y despiadado; añadiendo la estampa de los implacables incendios que están arrasando El Pantanal, el mayor humedal del mundo y patrimonio natural de la humanidad, en la región centro-oeste del país. Hasta ahora lleva más de dos millones de hectáreas incendiadas.
Fuegos intencionados que se salieron de control arrasan el pantanal brasileño. Todos esto se pondrá peor al llegar la sequía. La humareda se extiende a miles kilómetros de distancia.
Las investigaciones de la Policía Civil y de la Policía Federal; además de los datos registrados por las secretarías de medio ambiente de los estados afectados, Mato Grosso do Soul y Mato Grosso indican que el la actividad humana tiene gran culpa de esta situación.
La mirada indolente del gobierno
A pesar de los esfuerzos de la policía Federal, identificando a los culpables, ya es evidente la catástrofe ambiental y ecológica en el Pantanal. La acción discriminada, la impunidad siguen su curso y no se ve la acción del gobierno nacional. No se han puesto en marcha ningún plan para combatir la situación porque sencillamente el gobierno no ha elaborado ningún plan para abordarlo.
Los gobiernos estatales pensaron que lo controlarían, pero tuvieron que declarar estado de emergencia. El paquete de medidas económicas que acaba de aprobar el Gobierno Federal sería un buen intento sino no estuviera saboteado por el propio presidente que ha legitimado los atentados ecológicos llamándolos agronegocio.
Los recursos vienen tarde y si vemos el futuro del Pantanal, solo se observa un hábitat que tardó siglo en formarse, destruido en meses, ecosistemas alterados y la acción del hombre completamente adversa a su nueva reestructuración.